¿Cómo podremos explicar que enjaulen a unos niños y que eso sea una política de Estado? Y enojarnos como si eso no pasara todos los días, como si no supiéramos de los menores que se quedan solos a diario en la casa de al lado o en la calle, de los millones que han sido abandonados porque su padre y su madre han tenido que emigrar o de los miles de huérfanos que ha dejado la guerra y la desaparición forzada. Puede ser que precisamente sea éste el carácter ético del Estado en la época cultural de la que participamos. ¿Será por eso que la correspondencia Estado-ciudadanía-poder ha sido desmontada, que se privilegian los derechos del consumidor a los del trabajador y que damos por ciertas una serie de ficciones sobre la comunidad y la felicidad?
Estoy en desacuerdo con las políticas migratorias de E. U. sobre la separación de familias.