31 diciembre 2016

A media montaña estaba mi corazón,
me dispongo a seguirlo.
                     


18 noviembre 2016

Una parvada me recorre por dentro. La siento, ¿sabes? Y abrazo a mi gato y lo llevo a dormir conmigo. Salgo a alimentar mis flores y me anido el cabello. Escribo, hilvano, corto, me ahujo las manos y me bordo. Llevo mi cuerpo a recorrer paisajes de tejido y aparezco ante mis propios ojos.

Los pájaros se acercan. Saben que en este cuerpo habita un bosque. Los observo a puerta cerrada. Desde una pequeña rendija. Veo sus piquitos, sus pequeñas patas. Sus dulces ojos planeadores. Llaman a mi portal de noche y de madrugada, cuando el frío o la locura los persigue. Supongo que han descubierto que aquí dentro hay una morada y fuego.

A veces dejo al gato a cargo de este mundo, mi guardiancito feroz sostiene la puerta. Pero una puerta es por lo común un espacio liminal entre dos mundos. Así que, puede ser que también esté al cuidado de que no me escape. Que yo, arácnida inconsciente, esté tejiendo un espacio cósmico de profundidad infinita para permanecer suspendida en la realidad de mis propios sueños.

Hay ciertas aves afectas a los insectos y otras, a la carne. Algunas que gustan del sabor de los ojos. ¿Qué sucede cuando abres la puerta y te vuelves pájaro?

¿cuando descubres que el gato vuelve todas las noches aunque dejes abiertas puertas y ventanas? ¿qué sucede cuando el cuerpo desaparece del cuadro, del lienzo, de la casa, de la celda donde ha estado protegido? ¿a dónde se ha ido? ¿con quiénes? ¿y si ese cuerpo perdido es más que un cuerpo? ¿si es una mujer? ¿si es una mujer como cualquier otra mujer? ¿si es una mujer que busca a un hombre? ¿qué hay allá afuera? ¿qué diantres querrán esos pájaros? ¿a quién buscan?

21 octubre 2016

estoy ahí

aquí
un lugar que parece ninguna parte

estoy de pie
sostenida y alada

en un espejo de dos caras la ardentía del mar gira y se traslada en alta frecuencia hacia el desierto

es el atardecer
los granos de arena ofrecen su quietud al sol

frente a mí hay una montaña
llevo puestas unas  sandalias y una túnica invisible
no tengo sed
no tengo miedo
no tengo equipaje

a medio camino está un árbol
la arena y el viento forman olas
gira el espejo de doble cara
mar y desierto
día y noche
pasado y presente
azul y amarilla
ju
ju
ju
ju
gira
puerta de espejos encubierta gira
atrás
lejos de mis pasos
lejos en las piedras
lejos en el agua
lejos en la sangre
viento que sopla en la nuca y jala

delante de mí está una montaña



la frontera estaba inscrita en mi cuerpo 
hasta que un día de intensión voluntaria
                                               la musculatura cedió
sin instrucciones claras para cruzar
sin cubierta alguna
alcancé este espacio
carente hasta de la devoción que profesé por el mundo




23 septiembre 2016


soy esa ballena que aparece en mis sueños próxima a la orilla
                                                                          y ese canto
     


19 septiembre 2016

Hay ciertos espacios en ciertos días estructurados donde mi cabello es el único acto de rebeldía posible. Tal vez podría llevar un peinado, o muchos distintos, que atiendiesen al canon y a la jerarquía en turno si hubiese leído otros textos o llevado una dieta que respondiera al disciplinamiento de mis expectativas, si hubiese renunciado con oportunidad a la posibilidad de aprender a observar o supiera cómo dejar de sentir las vidas. Pero no sería yo, esta mujer desalineada incapaz de obedecer completamente que no cabe en ninguna de las celdas posibles y que explora la respiración consciente como vía de salud.

Durante los últimos meses he pensado que está bien dejar de resistir a la expansión de mis propias dimensiones, el arresto al que me someto para entrar en alguna de las celdas posibles me deforma de manera silenciosa. Estoy convencida de lo recomendable que sería aceptar que hubo un instante sin registro en el que decidí transitar hacia otro rumbo. Aunque en el otro rumbo las coordenadas son poco útiles y da hacia un mundo que no es uno solo sino muchos, en construcción y destrucción frecuente por lo que supongo es precisa la confianza en la propia locura.

Algunos días me da por preguntarme si la libertad es un algo que existe en mi sustancia, si es una función que realiza alguno de los órganos de mi cuerpo, si está en mi flujo vital, si nací con ella dentro, si es un asunto ontológico propio de lo humano o si ha sido un sueño inyectado en mis pensamientos a través de los sueños de otros, sólo un deseo comunicado y apropiado en forma voluntaria, un concepto transitando los siglos de los siglos o una energía constituida de la fuerza de tanta gente.

Cuando mi terapeuta pregunta en qué dejo transcurrir mi tiempo o cuestiono mi productividad no sé qué responder. Pienso que tal vez escribir sea un medio para crear un registro de lo que sucede durante esas horas.

24 agosto 2016

Me dedico a vivir. Así las cosas.

19 agosto 2016

El presente es un sitio extraño. Y a cierta gente le provoca risa o disgusto una mujer que retrata sus pies o las que dan cuenta de sus manos o sus ojos -ese gesto maravilloso de autodescubrimiento. Un registro libre del propio cuerpo, ese territorio desconocido, es la huella de una larga trayectoria de reconocimiento y búsqueda de poder sobre sí. En las aguas de estas olas que violentas nos azotan.

Querides críticos, mis muy querides...

23 mayo 2016

Hoy hicimos la mudanza de las cosas de mi madre a su nueva casa mientras está de vacaciones en su pueblo. Me dijeron que se levantó a las 4:30 am para salir con sus primos a pasear una escultura de bulto de la Santísima Trinidad. Mi hermana pequeña se trasladó desde el DF hasta el pueblo de Janamuato para compartir la experiencia con ella. Acompañadas de la banda del pueblo y los mil parientes que aparecen durante este fin de semana, recorrienron todas las calles con veladoras, danzas y un puño de oraciones. El sueño se le ha cumplido, después de 60 años volvió a la Fiesta. Acá en Tijuana, mis hermanas y yo nos dedicamos sábado y domingo a empacar sus cosas y a trasladarlas a este espacio por estrenar.

También diré que nos dedicamos a seleccionar lo necesario, lo útil, lo memorable y la mitad de las cosas terminaron en el basurero. (Eso pasa cuando abres la puerta de tu casa a los extraños, vienen y crean una nueva narrativa con tus objetos). Encontramos una colección de absurdos, cajas con mensajes de galletas chinas, restos de paredes de casas incendiadas o demolidas y algunos secretos que no me hacen falta: la lista es larga de lo fantástico en cada rincón ajeno. Hablamos durante algunos momentos, hicimos limpia y edición de nuestra historia familiar. Harto mugrero, algunas recuperaciones valiosas que nos hicieron reir y entrar en silencio para seguir empacando. Después aparecieron mi cuñada, mi cuñado y nuestro primo querido. Hoy dejamos la casa de las abuelas y los hermanos de mi madre, finalmente. Esta noche llegué a terminar de instalar el piso nuevo y a escuchar música en mi propia cueva. Sepa qué sigue, este año ha sido de cerrar puertas por fuera y tirar la llave.

Prefiero escribir que anoche volví a soñar con ballenas en Rosarito, que se acercaban a la costa profunda mientras las observo desde un altísimo acantilado. Esta vez el mar se mecía como un lago tranquilo y yo las podía ver recorrerlo lentamente en un acuario transparente, pero la arena era roja y el hombre de las tormentas y los vientos andaba por ahí, perdido en las escalinatas de piedra tratando de recuperar la mochila donde tenía guardada la cámara. Yo permanecí concentrada en el desplazamiento de estos seres ancestrales que han aparecido en mis sueños durante las últimas semanas y a ratos me ha parecido que escuché sus cantos.

Estoy agotada, estos meses de estar en casa he resuelto cosas postergadas durante años. Aún no termino de vaciar la última de las habitaciones. He perdido peso, mucho. Me veo en el espejo y comienzo a reconocerme o a recuperarme. A veces me doy miedo, tengo mirada de animales y de tiempos.


19 mayo 2016

Otro descubrimiento que aparece cuando una se libera de los enojos y la ira, es que el amor es una huella indeleble. Una extensa colección de gestos de belleza se recuperan y en la memoria la persona deviene nomás persona sonriente, con su mirada de luz otra vez, sin juicios ni condenas. Dan ganas de verle y decirle gracias, de abrazarle como sobrevivientes que se encuentran después de un naufragio o una quemazón. El camino de aprendizaje es larguito, en realidad son varias las rutas que han de transitarse antes de esta experiencia. Pierde una peso y suda mucho limpiando los órganos donde la frustración, el dolor o la pena se habían instalado. Luego, todo se vuelve simple. Se comienza a olvidar y se abre el horizonte. Sin embargo, no hay manuales; lo que hay, son puras anécdotas, algunas canciones y muchos cuentos.


17 mayo 2016

Se me acabaron la ira y el deseo de venganza. Observo la capacidad que he tenido para tejer un gran enredo mental. Sin ello, un gran espacio se abre para ocuparme de mi propia existencia. Cultivo con fervor el silencio y las telarañas que me han habitado comienzan a extinguirse. La soledad es un lugar habitable, un nido cálido para la creación de mí misma. El ruido del mundo se adelgaza y parece distante, ¡cuántas horas dediqué escuchar sus gritos hasta incorporarlos! La ceguera espiritual conduce a un abismo ocupado por actos de crueldad impronunciables esparcidos en el ánima de mi generación. Hay algo aquí que se mantiene vivo y logra trascender el dolor de tanta muerte. Pero, ninguna de las rutas conocidas es la mía. Busco en mi trayectoria evidencias de gozo y felicidad profunda, esos instantes suficientes para el andar contínuo son una recuperación. Estoy hecha de esas relaciones; también, de las que empiezan a borrarse. En ocasiones sus huellas encienden los órganos de mi cuerpo y recuerdo. Sus imágenes producen sensaciones y alguna emoción despierta transformada. Es posible salir de la prisión que aprende una a construir a través de la institucionalización, son precisos actos de fe cotidiana, dar pasos hacia nuevos ambientes y saber recibir. ¡Cuántas personas libres he conocido en estos meses! ¡Cuánta vida he presenciado en gestos de amor tan pequeños! He aprendido a renunciar a tantas cosas que no me pertenecen. Encuentro alegría, paz y aliento vital en cosas simples como la tierra, la lluvia, el mar, el viento o el andar en bicicleta.

19 abril 2016

Pasar al centro del escenario de la propia vida implica una locura distinta en la dirección habitual, donde la Locura ha estado a cargo. En ese sitio, una puede desnudarse con tranquilidad y bailar, la risa y el silencio profundo toman turnos. Una puede colgar las imágenes y las puertas que le de la gana. También borrarlas. Una se apodera del guion y precisa creatividad para pulirlo. Emoción.

Hay algo diferente en saltar como niña o joven y hacerlo como mujer. Las piernas, los brazos, el abdomen, los ojos, el culo, todo el cuerpo en sincronía con la vida despiertan una animala cubierta de pelos cuya voz apaga y enciende luces. Crea otro escenario, incluso cierra el telón y desaparece en el monte:

Escucho el viento mientras corro libre sobre un territorio ilimitado.

13 abril 2016


Sobre las altas copas de los árboles
Tiende el misterio su cerrada túnica.

"Los espíritus de la muerte",
Edgar Allan Poe 


La primera vez que la vi se asomaba como sombra por la ventana del patio. Yo intentaba completar una lectura cuando sentí que una mirada se clavaba en mi espalda. Alcancé a verla de reojo, ella tenía el cabello muy largo y revuelto. Afuera había una tormenta. En el cielo hubo un gran trueno y se fue la luz. En un parpadeo se esfumó.

Cuando estudio mantengo una vela encendida, así que no hubo oscuridad del todo; pero sí, otro tipo de silencio. Avanzó la noche hasta volverse madrugada y entonces escuché un sonido en la habitación del segundo piso. ¿Cómo es que te has metido?, pensé y me dio risa. Subí despacio y sentí que bajaba la temperatura. Un hilo de pánico me recorrió el cuerpo en ese tránsito, sin embargo tenía que subir para despejar mis dudas.

Abrí la puerta de la habitación y la encontré sentada. Su cabello estaba mojado y su vestido lleno de lodo. Ella también temblaba, pero de frío. Me quedé en la puerta con la vela en la mano y no me acerqué. Estábamos mudas. Un gran sentimiento de compasión hacia esa mujer me sostuvo delante de ella. La observé durante unos minutos y levantó la mirada más triste que he visto. Tenía los ojos cansados de llorar, muy rojitos, y la piel opaca.

Descansa, le dije. No voy a acercarme, puedes pasar aquí la noche y quedarte el tiempo que necesites. No te voy a hablar en adelante. No me hables. No me distraigas. De un lugar profundo logré sacar mi voz y di forma a las palabras para establecer límites de convivencia con esa mujer en este espacio de bordes imaginarios. Desde ese día, comencé a quemar salvia por las tardes.

A veces sube y baja por la escalera o se queda junto a la ventana que da a la calle donde juegan los niños. Lo sé porque mi gato se queda viendo fijamente la nada justo después de algún crujido. Yo me hago que no la escucho y mantengo limpio el cuarto de visitas. He llegado a pensar que es el espíritu del bosque que hubo una vez aquí o de la tierra o mi propia numen que andaba perdida o todas ellas en una.

Es cada vez más traslúcida y lleva el cabello suelto, las telas de su vestido lucen limpias de nuevo. Está un poco menos aquí, cada vez menos. Cruza despacio hacia su propio mundo. ¿Cuál? El de los espíritus que conservan su propia belleza aún en la oscuridad o el extravío.

05 abril 2016

No, definitivamente no puedo horadar los huevos de un tipo que tiene una mujer escondida debajo de la cama, otra en el clóset, una más en la alacena y otra, que es mi amiga, y que quiero pensar no sabe que estoy en la sala, tocando a la puerta. ¿Está de moda que sean unos miserables y que me salgan con que son poliamorosos, que me actualice? No. Eso se llama violencia de género, ocultar información y decidir por una. Manipular una escena y ya me la sé. ¿Por qué tienen la necesidad de alimentarse de la energía de las mujeres? ¿Es la única manera que han encontrado de ocultar su miedo e inseguridad? ¿La imposibilidad de reconocer su fuerza en el mundo? No señores de la vileza, no. Ningunos huevos son para horadar ni son el centro de la existencia. Así, en corto reproducen la violencia que vivimos en este país y la dictadura, se llama micropolítica y las relaciones asimétricas de poder se reproducen y producen en la vida cotidiana.

Si tenemos la posibilidad de crear una otra cultura amorosa basada en la libertad, ¿para qué querría una participar en la continuidad de prácticas insalubres que desconocen nuestra capacidad de agencia y nos niegan?

Esta es mi respuesta póstuma.

31 marzo 2016

El instructor es realmente atractivo  y lo es por su lengua. Es un cazador de estados de conciencia: se monta en la bicicleta con gusto o camina por el salón en atención al desconocimiento que tenemos de nuestros propios cuerpos. Hay algo salvaje en él que relaciono con su capacidad de observación y su agilidad para tomar decisiones ante lo imprevisto. 

Sus apuntes sobre nuestra forma de relacionarnos con la máquina indican nuestra posición variante y asumida de objetos. Es decir, al inicio actuamos como si la bicicleta tuviese ánima y poder sobre nosotros, sobre nuestro temor a aprender a manejar la resistencia y los pedales, a mantener el equilibrio, la cadencia y la respiración, a esa posibilidad de conectar la intención, el pensamiento y el hacer, todo en armonía respondiéndonos, que es una acción posible para un mismo cuerpo humano.

Un día descubrió que no nos veíamos al espejo durante la práctica. Eso modificó muchas cosas. Veíamos el piso, los zapatos, el techo, a la persona de enfrente, pero no a nosotros. Yo entré en shock cuando vi mi imagen y tarde varios días en aceptarla. Reconocer la fuerza de mis piernas y el desequilibrio de mi espalda, mi gesto de fruncido y la dificultad de expresar el gozo que me producía sentirme volando en la música se volvieron una dinámica novedosa. Había una fuerza interna llena de vivacidad que se incrementaba cada semana. Algo semejante ocurrió en mis acompañantes, el salón siempre está abarrotado. La recomendación de vernos en el espejo sacudió nuestra confianza.

La experiencia colectiva de sincronizarnos energéticamente a través del ejercicio físico es un reto muy grande para un instructor. Cuando sucede, un algo se despierta dentro de nosotros y tiene lugar una especie de comunicación no verbal. Los que están dormidos, despiertan. Los que van adelante cobran potencia y logran dominarse a sí mismos, lo más relevante es reconocer que somos  nosotros quienes dominamos la bicicleta. A un ritmo personal todos aprenden, pero implica voluntad y constancia. Al darnos cuenta de que la máquina no Es o que no está animada, se abre la posibilidad de descubrir que nuestra condición de objeto es una apariencia inscrita finamente en nuestra psique y cuerpo. Más no sé si todos los participantes frecuentes tengan conciencia de ello.

Cuando eso sucede, aparece el animal que llevamos dentro: con todos sus huesos, músculos, sudores, gases, lágrimas, saliva, mocos y gritos (algunas personas aullamos y gruñimos durante la práctica). Y la mirada cambia, anuncia un estado de conciencia alterado. Sí. Montarte en la bici produce eso. Descubres algo dentro de ti de lo que no tenías conocimiento. El corazón palpita tan fuerte, la piel se enciende en llamas y el sudor se evapora o cae hasta el suelo. Los cuerpos humean sudor, es un fenómeno muy particular, y el calor de todo el espacio se fusiona con el propio. Experimentas algo que sólo tú, ese ser que está vivo.

Creo que el hombre salvaje existe, y no se parece a los hombres que viven pensando que sus huevos son el centro del universo a los que hay que homenajear. Los hombres salvajes también aprenden a confiar en sí mismos, a escuchar su propia voz, a alimentar su coraje y su fuerza para reconocer quiénes son y qué cosas hay que podar. Son cazadores de su propia sombra y de su miedo. Han aprendido a establecer sus propios objetivos, a guiarse en el mundo desde su centro y a ser con generosidad. Son amorosos realmente, de una manera libre. Al mismo tiempo, tienen la fuerza para poner límites o deshacer lo impreciso, saben expresar su cariño y su crítica honesta, también se dan permiso de equivocarse y apostar por su transformación con la ayuda de otras personas. Saben andar en grupo, pero no joden imponiendo su punto de vista.

Tengo la fortuna de conocer a varios hombres así y todos son sanadores, tal vez algunos sin saberlo. Pero lo son. Uno de ellos sana con el silencio y la meditación, con la gentileza del movimiento corporal en un tiempo lento (contracultural): otro, sana con sus palabras y con el temazcal (fuego, agua, piedra y viento, poesía); uno más, con sus plantas medicina y la música de un violín frente al fuego y debajo de la noche (teatralidad); hay uno que es musiconauta y alivia con la vibración del sonido o con el silencio; y otros, ya son maestros en el arte del conocimiento de sí y el encuentro de la conciencia a través del yoghismo (filosofía y ciencia). Estoy desinteresada en ponerles etiquetas de chamanes o guerreros; de semidioses, menos, creo que ya estamos sobraditos.

Lo que no sé es cómo llegaron a serlo. ¿Qué sucedió antes? ¿Cuáles han sido sus trayectorias? Sé que en algunos casos hubo rupturas ante lo establecido, por acontecimientos sobre los que no se puede elegir y otros porque así lo eligieron. Pero no tengo los detalles de esos procesos. Lo que sí, es que son creativos, sonríen, y en ello hay un camino de resiliencia. 

30 marzo 2016

tibia y peroné del lado izquierdo
que casi fractura al rodar por la escalera
desequilibrio
compensado por un bastón serpiente
que veneno constante en la mano

juntos los huesos
canto nocturno
medicinal

lavar los hilos a la luz del fuego

tejer paciente
el cuerpo propio


24 marzo 2016

También soy lo que no soy, es decir: Tú.

Carolyne Carlson y su grupo de danza, con Alejandro Jodorowsky
Spiritual Journey. Improvisación danza-poesía-pintura.





Los conflictos y el miedo. Alicia Hamm




Tomar el poder con nuestro tiempo

La soledad y la autonomía en Marcela Lagarde

Una de las intelectuales más interesantes e interesadas en la reeducación de las personas, en especial de las mujeres, es Marcela Lagarde. Su aproximación a las relaciones de género plantea la reflexión sobre la construcción de la autonomía a partir del análisis de la cultura amorosa. En su trabajo analiza la historia de esas relaciones como un proceso de convenios asimétricos entre los géneros establecidos por la cultura patriarcal, donde las mujeres son en función de su relación con otras personas, particularmente a partir de los vínculos amorosos de algún tipo.

La cuestión de la agencia en las mujeres implica el desaprender a ser para otros y aprender a a ser para sí, reconociendo el valor de la libertad propia incluso para la soledad. La capacidad de decidir en forma integrada y reflexiva va acompañada de la posibilidad de cuestionar el sistema de creencias y prácticas cotidianas en las que nos inscribimos tradicionalmente. De tal manera que la micropolítica es un campo de relaciones de poder por deshilarse y pasar por la crítica en el pensamiento y las acciones. Su plantamiento es valioso porque sitúa a las personas como agentes capaces de evaluar y decidir, de instrumentar la decodificación del poder y crear nuevas maneras de convivencia. Así, evidencía la capacidad de responder en forma activa a nuestro propio presente personal y social, y pone sobre la mesa de análisis la victimización como discurso hecho tradición donde los sujetos operan como objetos de la cultura.

"La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.

Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona."

"La soledad y la desolación", por Marcela Lagarde.
El texto completo fue publicado el 2012/07/02 de colectivohipatia

23 marzo 2016

Amor y dependencia en las relaciones de pareja

Manuel Villegas Besora.

"Sin embargo, como queda dicho, a este poder destructor que por una parte nos atrae y que por otra tememos, se le otorga paradógicamente, una virtud sanadora o reparadora, de carácter ontológico: a través del binomio eros-thantos encuentra el individuo humano su plenitud o complemento en la fusión amorosa, de modo que la propia angustia de muerte desaparece con ella, puesto que el enamorado identifica esta última como el grado máximo de disolución en el otro,  a través de la cual se crea la ilusión de trascendencia del propio ser que llamamos felicidad."

Texto pdf

Dependencia emocional.

Causas, transtorno y tratamiento.
Gemma Sanchez Gracia.

Otra lectura sobre el amor incondicional, desde la perspectiva de la escuela transpersonal.
Gemma plantea que la codependencia no es un problema de salud mental, sino una práctica de sobrevivencia que la persona desarrolla para adaptarse a un medio externo y no ha considerar sus referentes internos. Es una estrategia de adaptación que la persona aprende y crea durante la infancia, vivida en contextos de violencia sobre todo dentro de la familia.

Sí es posible transformarlo.

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When gesture becomes event. Judith Butler

Desmontando el mito del amor romántico. Conferencia de Marcela Lagarde.

El capitalismo cortó la relación con nuestro cuerpo: Silvia Federici

Comunalidades anarquistas. Conferencia de Silvia Rivera Cusicanqui.

Los saberes compartidos. Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui.

¿Qué es una muñeca? Conferencia de Marta Lamas.

mantis, la femme fatale

15 marzo 2016

Debajo de cada hombre-piedra había un escorpión, que enseguida se montaba sobre mi mano y la picaba. Luego de varios incidentes, aprendí a levantarles sólo cuando ha sido absolutamente necesario. Pero antes, piso fuerte hasta escuchar el crack.

14 marzo 2016

La serenidad es una cualidad humana que implica el gran reto de conocerse a sí mismo y estar atentos al presente. Es una práctica de amor propio, necesaria para nutrir o sablear con precisión.

04 marzo 2016

Algunas veces quisiera recostarme junto a cada uno de mis amantes, sentir sus abrazos de piel lijosa, dejarme envolver por sus distintos sudores de un día de trabajo y vibrar feliz en el sonido de sus voces graves. Dar pie a sus relatos heróicos y formar al fin con cada pedacito de recuerdos sanos un padre amoroso, bueno y protector. Pero la imagen queda siempre borrosa.

28 febrero 2016

El cuerpo sonoro de la música es un espacio habitable donde toda yo partículas atómicas me desintegro. Selva y galaxia barrido luminoso donde la armonía de lo sensible y lo no visto devienen sendero ilimitado. El Tempo indica el silencio de las notas, sucede breves arpones que se filtran a través de los objetos y los interviene. Vibramos caja hueca o tronco seco: torrente sanguíneo en comunión con los actos de respirar y digerir: el viento silvando en los pulmones, el ácido chilleante burbujeando en las tripas. La combustión interna de lo inasible. Latido con fecha de caducidad. La frontera y su sonido experimental pulsando en cada uno de sus sordos.

27 febrero 2016

Sin patrón, sin marido, sin hijos, sin partido y con una habitación propia. Mi madre reza por mí, yo le sonrío. Siento el cielo en mi pecho y las plumas de incontables pájaros me hacen cosquillas.


¿Cómo he llegado hasta aquí? Hoy he pensado en las anarquistas y las feministas de hace un siglo. Todas blancas. Y he pensado también en el color de mi piel. Una vez más en el color de mi piel. En esa historia que apenas comienzo a recuperar. Ser mestiza es habitar un continente colonizado. Ser mestiza hoy, aquí, de esta manera, consciente, tiene implicaciones. 


He pensado también en el amor. Y en la cosificación de los cuerpos, es sus tipos: hegemónicos y exóticos integrados. En la belleza. En el poco poder que sienten los hombres y las mujeres. En el poder que siente un hombre mestizo al estar con una mujer blanca, en el valor de objeto político que soporta el peso de un hombre que piensa que gana poder al conquistarla; en la derrota civilizatoria que debe sentir al perderla, en el odio que siente hacia ella por no poder sostenerla durante un tiempo prolongado. Luego me doy cuenta de que pienso que las mujeres blancas tienen más poder, y enseguida, recuerdo sus historias en las que al final enfrentan una subdordinación construida de la misma cosa que las no blancas, en sus búsquedas y decisiones para que sea de otro modo. Y entonces nos parecemos. Me pregunto si en los pueblos donde todos son blancos se reproduce esta práctica de uso. En este pueblo sí, existen todos los tonos de café en la piel y eso va incluyendo y excluyendo del poder. Es una mierda. 


Sobre las anarquistas y feministas blancas de principios del siglo XX me pregunto cómo pudieron imaginar políticamente la necesidad del reconocimiento, qué experiencias dieron origen a la necesidad de libertad. ¿Por qué en esta distancia puedo llegar a conclusiones similares a sus demandas políticas y encontrar frente a mí un sistema cultural igualmente opresivo, en el que estoy a fuerza, en el que he sido sin preguntarme nunca si quería pertenecer? Eso me hace pensar otra vez en la presencia del sistema colonial aquí, en nuestros pueblos americanos. Y observar la prolongación de una lucha discursiva constituída demanda de tantas mujeres en el tiempo-espacio. 






La necesidad de una formación política propia, que me permita fundamentar la negociación de lo cotidiano para dejar de reproducir el orden y el sistema de relaciones asimétricas tiene a estas horas un impulso vital de sobrevivencia que convoca actos de creación y transformación. Sin lugar a dudas, implica rupturas y, con esperanza digo, mucho trabajo para dar lugar a otras prácticas. Pero no asimétricas, no donde me pidan guardar silencio, no donde sea reproducida la dictadura esta que vivimos en México. Pienso en la Autonomía. Y soy tremenda ignorante.

Estoy en una pausa laboral. Eso ha abierto en el horizonte tantas posibilidades y la implicación inexorable de asumir la responsabilidad de las decisiones. No he sido educada para la libertad, sin embargo he aprendido a reconocer una jaula y una trampa. También, los senderos en el viento y en el agua. Quiero vivir llevando mi propio nombre. No sé cuánta soledad lleve con ello. No sé qué pueda encontrar en la comunalidad. No quiero adscribirme a versiones de realidad en las que deba obedecer. Quiero desobedecer. Y aprender a soltarme de los hilos que me unen a este mundo dicho y tejerme con aquello que no se le parezca. Pero tengo este lenguaje, hecho de una madeja orgánica de sonidos que imitan y crean realidad.

A veces es difícil encontra la voluntad para organizar hasta las palabras, cuando la confianza está tan roída. Y la voluntad, las palabras, la confianza y la organización necesitan ejercitarse. Ejercitarse amorasamente.

Abierto. Ejercicio abierto.

22 febrero 2016

El hilo de la memoria from Mariana Rivera García on Vimeo.

"Durante tres meses se realizó un recorrido por México, llevando a ciertos espacios la exposición titulada "Tejer con el Hilo de la Memoria: puntadas de dignidad en medio de la guerra", en ella, se mostró el trabajo de un colectivo de Colombia conformado por mujeres sobrevivientes del conflicto armado, quienes a través de lo que tejían, comenzaron a denunciar las injusticias y las historias de violencia, logrando visibilizarse al utilizar el tejido como medio narrativo. Se compartió la experiencia con grupos de tejedoras de la Ciudad de México, Guerrero y Chiapas, a la par se impartieron talleres de tejido y memoria. Este documental muestra el recorrido de la exposición en su cruce por México, reflexiona sobre los puentes que se tejen entre la actividad colectiva, la creatividad como medio expresivo que permite sanar y sobretodo, el potencial transformador de la realidad que tienen los espacios para crear, narrar y tejer ."

21 febrero 2016

Un día me pregunté qué sería de nuestros blogs, si acabarían, como dicen, flotando en el servidor de un barco olvidado en uno de esos mares internacionales.

Yo vuelvo de vez en vez a leerme, soy nostálgica pues. Leo los espacios de bloggers entrañables y ocasionalmente los descubro respirando a un ritmo lento.

La velocidad de facebook lleva el amorcito a las letras muy pronto hacia el caño de los desechos virtuales, éstas entonces dejan una huella digital que desde ya se desvanece y queda la imagen de un alguien que corre contra reloj. Es adictivo. Y parece que hubiera libertad. No sé. Lo efímero tiene sus seguidores y atiende a la moda.

A veces extraño lo que permanece, ese hueso al que puede uno regresar y aún tiene sabor. También la complicidad anónima de la escritura durante las madrugadas.

La visita a estos rincones electrónicos me dejaba ver a sus autores, amarlos o enojarme con ellos. Generaba dinamismos y un reconocimiento que se traducía en un abrazo afortunado con aparentes extraños al toparnos por ahí personalmente.

Una vez mi hermana menor me dijo que la gente de mi edad tenía blogs, tiempo después que teníamos un perfil de facebook. No importa. Les extraño. Escriban.

10 febrero 2016

La muerte de la periodista veracruzana Anabel Flores me sacude la existencia.
¡No hay tregua! ¡No hay tregua en esta guerra de penumbras!




Crece en la garras el poder de asirse a los muros. Para soltarse luego, de tanta resistencia. Y descender por el sueño hacia la tierra que se ayuda a florecer. A veces de llanto, como esta noche de mortandad.

Otras veces de amor, sembrar la tierra.


29 enero 2016

Estoy en la música algunas veces. Estoy en la música.

La experiencia de la libertad implica un poco de silencio, es casi imposible compartir cada detalle con una misma persona y sin embargo desea ser comunicada: manifestarse, nombrarse, resonar en alguien más.



El amor en condiciones de libertad se experimenta en una dosis pequeñasuficiente para dejar una huella profunda en la consciencia. Luego, se disemina en el ecosistema a través de acciones creativas que germinan en otros.






21 enero 2016

Somos una generación de tránsito entre el mundo material y el virtual, entre la sociedad que acumula y la que consume. El vértigo que produce nuestra paulatina desaparición como personas es proporcional al aniquilamiento de las instituciones y los proyectos que les dieron vida. Borrar la historia social de una nación es dejarla sin pies, sin manos, es desmembrarla: al secarse las raíces de un árbol, muere. El paso acelerado de la transformación hacia la incertidumbre como estado fundamental de lo cotidiano precisa una digestión ligera y efectiva, un presente de cortísima duración: Permanezca desatado y en estado de alerta, sujétese a su dispositivo electrónico de preferencia, cómprelo líbremente: ¡Hágalo usted mismo!/Do it Yourself!. Le escuchamos con claridad, usted nunca está solo.