La música suena en su interior: pum pum, pum pum. El tamborcito galáctico, que es su corazón, resuena con alegría estelar. La libertad se expande luminosa y creativa desde su pelvis a la cabeza. Radiante, sabe que las frecuencias emitidas trascienden su musculatura y sus huesos.
Olas desbordan su vientre. Eufórika se ha vuelto loca… se sabe libre y enamorada de algo para lo que no tiene palabras. Se concentra en el equilibrio de los cuatro elementos reunidos en su ombligo y escucha:
La plenitud es una conquista, un territorio ganado al miedo, al silencio, a la obediencia.
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