En cambio hay noches donde las alimañas y los espíritus que habitan el estómago escapan con naturalidad y hablan, los ojos dan vuelta y ven, veloces bailan los dedos. En el aire estalla una carcajada sin origen identificado y las horas se quedan calladitas.
Silla y mujer, mesa y mujer, casa y mujer, serpientes vuelan.
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