¿por qué escribo?
¿por qué escribo?
¿por qué escribo?
Las respuestas han sido diversas y cada una verdadera. Pienso que se acumulan y a veces que no se acumulan nada, sino que se depositan en el vaso de una licuadora de múltiples velocidades: ésta que quiere responderse juega con los botones: presiona el del puré o el de moler hielo según su estado anímico.
He logrado algunas líneas convincentes del por qué escribo. Supongo que de seguir escribiendo la pregunta regresará y construiré otras versiones.
Hace días que otras preguntas se me aparecen en la habitación o cuando camino:
¿para quién escribo?
¿por qué quieres saber para quién escribes?
¿hasta dónde quieres llegar con esto?
¿quieres?
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