Mi casa tiene ventanas grandes y paredes blancas, sus puertas cuando están abiertas dan paso a una ligera corriente de aire y las enredaderas crecen debajo del tragaluz. Mis muebles tienen el tamaño perfecto para sus habitaciones y en las alacenas caben todos los objetos que conservo envueltos en papel periódico dentro de varias cajas y dos baúles, intactos, en la habitación donde duermo hace ya varios meses. Desde ayer tengo sus llaves en mis manos. Entré a mi cuarto, me senté en la alfombra y logré darle orden a tantas cosas aún cuando todo aquello era ocupado por el vacío. Sacudí mi bolsa en busca del celular: quería que ese aparato me comunicara con sus habitantes, pero el número sonó ocupado, dañado e inexistente al mismo tiempo.
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Es otro agosto y mis voces reposan en un mar de olas chiquitas.
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Dear Mr. Clem Snide:
I did survive the end of love.
Yours,
M.
rento casa. leer el post del 4 de agosto y el maravilloso comment de Yohanna. gracias.