Olvidar duele, así acuñado es un proceso intervenido por una decisión. Decidir es un verbo poderoso, cargado de libertad y de autonomía. Lo mismo sucede con aquel otro bonito verbo que antes escribí por aquí desprenderse. Puede también ser la consecuencia de una experiencia desastrosa. En ese caso, aparece por instinto de sobrevivencia como bloqueo o evasión.
Hay tantas cosas que no recuerdo, a otras no les dí importancia en su momento y con el paso del tiempo se revelan imágenes maravillosas: algunas veces me encuentro con rostros familiares y sin nombre que reaniman un olor, un sabor o cierto tono de luz; o bien, me provocan miedo, alegría, nostalgia y en muy pocas ocasiones odio o desprecio.
Hoy me di cuenta de que olvidé enviar una invitación a una persona con la que no me he llevado bien. La "bloquié", la salté y no fue deliverado, no lo fue. Sucede que no recuerdo su nombre en la lista y ahora que la he revisado observo que estaba ahí: que siempre formó parte de esa relación de nombres imprescindibles.
Algo sobre mis experiencias de Olvido:
presente
yo olvido
tú olvidas
él olvida
nosotros olvidamos
ustedes olvidan
ellos olvidan
futuro
yo olvidaré
tú olvidarás
ella olvidará
nosotras olvidaremos
ustedes olvidarán
ellas olvidarán
pasado
yo olvidé
tú olvidaste
él olvidó
nosotros olvidamos
ustedes olvidaron
ellos olvidaron
Algo sobre mis asociaciones con el Olvido:
Luces y sombras. Self. Freud. Jung. Lacan.
Ojos que no ven corazón que no siente.
Conciente. Conciencia. Concienzudo.
Inconciente. Inconciencia. (Pendejo). Bruto. Incompleto.
Hace tiempo conocí a un hombre que olvidaba. Con facilidad desaparecía de sus relatos las palabras que nombraban sus faltas y sus habilidades de animal dañino: Soy testigo su bestialidad. Una tarde me contó una historia, que sentía mucho y lo apesadumbraba. Según su relato esa experiencia había cambiado el rumbo de su vida. Estuve atenta a la sucesión de los eventos y a la designación de responsabiliades que enlistó: frente a mí, como si yo no hubiera estado ahí. Observé, que no es poca cosa, la manifestacion de un talento desconocido en un informante y dudé de la entrevista como un instrumento para buscar la verdad. La entrevista es un acto performático: en ésta, yo era el público; el auto, la calle y la noche, el escenario; él, el actor: el actor y su público en plena teatralidad. La verdad se convirtió en algo imposible para siempre.
Las historias son episodios que sobreviven al tiempo, constituyen lo residual justo de la experiencia. El recuerdo y la memoria son trampas, una trampa es un lugar donde algo se detiene con engaños, con artilugios, magia. Quien cuenta una historia está encantado, pero quien la escribe es un ser mágico.
Esa conversación me situó en el mundo de las mujeres invisibles, de las inexistentes. Y yo existo, por lo menos en este blog.
(Es hora de comer, otro día continúo con este tema).
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