Contractura en hombro derecho, insomnio, falta de apetito, falta de concentración, dolor de cabeza y un esfuerzo grande por desarrollar las actividades laborales. Esta semana ha sido así.
Juntas de miedo, largas, largas. Les hablo del dolor, de tantos muertos y desaparecidos, y se desconectan. Vuelven a los formatos, a las agendas, a la sobrecarga de actividades y a la falta de recursos, abrumados, confundidos y cansados. Así está cabrón valarse de la imaginación para resolver los problemas.
Les digo: tenemos una oportunidad igual de grande que nuestros retos para hacerlo de un modo que nuestra energía y nuestros saberes transformen este lugar en uno donde haya espacio para la paz, la esperanza y la creatividad. Bien poquitos responden y se aplican, bien poquitos.
El reto sí que es bien grande, ¿cómo le hacemos para entendernos y trabajar por los mismos objetivos? Y todos hablan al mismo tiempo, discuten, manotean, aferrados a lo que conocen aunque esté mal.
Y, pues, ésto es lo que hay.
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