28 octubre 2008
25 octubre 2008
Hubo un tiempo en que pronunciarlo estaba prohibido para Mariana. Pensó que sería suficiente para hacerlo desaparecer, como a las lenguas que nadie más habla y se olvidan. Rumió otros cuerpos y otras habitaciones, pero entonces la memoria. el cuerpo. la memoria: este cuerpo.
Leyó un libro sobre las palabras, que trataba sobre el poder que encierran y la magia de la que son capaces al hacer real hasta lo que no existe pero existe al ser nombrado. Comprendió que son una forma de nombrar, de recordar: un origen y el universo. La memoria es aún más poderosa y hace trampa: sobrepone una imagen tras otra, tras otra, tras otra. Mariana sabe que (la memoria) engaña.
Recuerda. Escribe y deja archivos ocultos, fuera de la carpeta de textos y garabatos para trabajar después. Hoy encontré una evidencia de lo que no ha dicho durante estos meses:
Hoy busqué tu sonrisa en todas las bocas. Es probable que se haya quedado en casa frente a la computadora, recostada en el sofá o en tu cama. Te solicito en el sitio donde tu ausencia. Me pregunto dónde descansan tus botas, tu camiseta, tu reloj, la liga con la que aprietas tu cabello.
Ella es arena dispersa.
Un granito de piedra que reposa en mi escritorio.
A partir de las 3:37 a.m. recuerdo que debo ocuparme de Volver. He comenzado a hacer la selección fotográfica de los últimos diez años. Ninguna sonrisa como la tuya estará incluida. No quedarán pretextos para nombrarte, ni evidencias de tu paso por esta calle donde los perros y los aviones durante las noches.
Hubo un tiempo en que nombrarlo estaba prohibido para Mariana, pero entonces la memoria... el cuerpo... la memoria.... esta casa donde sus pasos... el desayuno.
Leyó un libro sobre las palabras, que trataba sobre el poder que encierran y la magia de la que son capaces al hacer real hasta lo que no existe pero existe al ser nombrado. Comprendió que son una forma de nombrar, de recordar: un origen y el universo. La memoria es aún más poderosa y hace trampa: sobrepone una imagen tras otra, tras otra, tras otra. Mariana sabe que (la memoria) engaña.
Recuerda. Escribe y deja archivos ocultos, fuera de la carpeta de textos y garabatos para trabajar después. Hoy encontré una evidencia de lo que no ha dicho durante estos meses:
Hoy busqué tu sonrisa en todas las bocas. Es probable que se haya quedado en casa frente a la computadora, recostada en el sofá o en tu cama. Te solicito en el sitio donde tu ausencia. Me pregunto dónde descansan tus botas, tu camiseta, tu reloj, la liga con la que aprietas tu cabello.
Ella es arena dispersa.
Un granito de piedra que reposa en mi escritorio.
A partir de las 3:37 a.m. recuerdo que debo ocuparme de Volver. He comenzado a hacer la selección fotográfica de los últimos diez años. Ninguna sonrisa como la tuya estará incluida. No quedarán pretextos para nombrarte, ni evidencias de tu paso por esta calle donde los perros y los aviones durante las noches.
Hubo un tiempo en que nombrarlo estaba prohibido para Mariana, pero entonces la memoria... el cuerpo... la memoria.... esta casa donde sus pasos... el desayuno.
21 octubre 2008
la calle es nuestra . la calle es nuestra . la calle es nuestra .
es un plateamiento abiertamente político anclado en los principales logros sociales e históricos de los movimientos sociales del siglo XX. es un legado, un derecho civil fundamental.
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la calle es nuestra es un llamado a la Memoria.
...
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El fin de semana estuve en Hermosillo. Iba caminando rumbo a los sitios de perdición habituales cuando me percaté de la tranquilidad de las noches en aquella ciudad. No deja de sorprenderme la imagen de los vecinos sentados frente a la puerta de su casa platicando y tomándose unas cervecitas en plena calle. En mi ciudad, es una práctica que ha desaparecido. Sería exponerse a más de tres peligros mortales. La violencia ha ido ocupando el espacio público a un ritmo acelerado y constante, desplazándonos hacia la vida privada. Con la misma velocidad de la violencia nosotros, los ciudadanos, vamos perdiendo nuestras garantías fundamentales y nuestros derechos civiles ganados a sangre y fuego en otros tiempos.
Como extranjera en aquella población anclada en el desierto y teniendo como referencia mi vida cotidiana en Tijuana, Hermosillo me parece un lugar tranquilo. Los amigos que visité me preguntaron sobre el estado de las cosas acá en este pueblo, compartieron su preocupación y me dieron sus condolencias. Sí, la sensación fue como de pésame. Las despedidas incluyeron un cuídate mucho, buena suerte, seguidas de abrazos prolongados. Esperamos verte de nuevo.
Sin embargo, esa misma noche mientras recorríamos las calles mi anfitrión me platicó que hacía algunos días habían acribillado a un hombre en su camioneta frente a sus dos niñas y pensé de inmediato en la desarticulación de su universo, en su futuro roto. También me dijo que pasaban muchas otras “cosas”, pero que no se hacía tanto ruido en los medios (locales/nacionales) como cuando pasaban cosas acá. Que en Nogales se vivía bajo otras leyes, que en Agua Prieta…, que en Caborca… Siempre pensamos en el otro, el que está allá lejos en medio de la tragedia. Nunca nos pertenece, hasta que se aparece frente a nuestra puerta.
Pensé que era un ciudadano optimista cuando me dijo que en Tijuana no nos aplicarían el toque de queda, que pronto volvería todo a la calma, que los gringos estaban demasiado cerca. Lo dudo. A veces pienso que nuestros amigos en otras latitudes ya no saben que decirnos, que quisieran comprender, que viviéramos mejor, que nos sintiéramos menos solos. Yo aprecio sus palabras y su solidaridad.
Aquí estamos aprendiendo a sobrevivir en medio del fuego. Los disparos son lanzados por todos lados, así que no confiamos en las autoridades, ni en las leyes, ni en los uniformados, y mucho menos en los gringos. La falta de confianza es un golpe duro a la convivencia, al tejido social y al sentido de pertenencia.
Dos tardes después tomé un taxi rumbo al aeropuerto. En la radio estaban transmitiendo un programa de esos de tribuna, donde un locutor gordito y de sombrero toma el poder del micrófono para dar a conocer sus opiniones. Entre la infinidad de temas que trató, hizo pública su preocupación por el aumento de suicidios en Sonora durante las últimas semanas. Dijo que entre el viernes pasado y el lunes se habían suicidado cuatro personas: una mujer de 20 años, un hombre de 30, un hombre de 34 y otro de 39.
Como usted lo sabe, soy mala para citar autores y enemiga de la erudición que no sirve para comprender, explicar o resolver alguna parte de la vida humana. A través de lo que he aprendido, observo con preocupación estos sucesos como señales e indicios de una sociedad insatisfecha, temerosa y pobre. Cualquiera que tenga un poco de Memoria y sepa leer el tiempo, sabe lo que esto significa. Desde este lugar, apuesto por la construcción de nuevos diálogos y trato de hacer mi parte como mujer y como profesora de historia, porque leo con urgencia la necesidad de transformar la Educación y el Estado, entre otras cosas, y pienso que en nuestra contra está tanta ignorancia (esa bestia inapacible).
Como extranjera en aquella población anclada en el desierto y teniendo como referencia mi vida cotidiana en Tijuana, Hermosillo me parece un lugar tranquilo. Los amigos que visité me preguntaron sobre el estado de las cosas acá en este pueblo, compartieron su preocupación y me dieron sus condolencias. Sí, la sensación fue como de pésame. Las despedidas incluyeron un cuídate mucho, buena suerte, seguidas de abrazos prolongados. Esperamos verte de nuevo.
Sin embargo, esa misma noche mientras recorríamos las calles mi anfitrión me platicó que hacía algunos días habían acribillado a un hombre en su camioneta frente a sus dos niñas y pensé de inmediato en la desarticulación de su universo, en su futuro roto. También me dijo que pasaban muchas otras “cosas”, pero que no se hacía tanto ruido en los medios (locales/nacionales) como cuando pasaban cosas acá. Que en Nogales se vivía bajo otras leyes, que en Agua Prieta…, que en Caborca… Siempre pensamos en el otro, el que está allá lejos en medio de la tragedia. Nunca nos pertenece, hasta que se aparece frente a nuestra puerta.
Pensé que era un ciudadano optimista cuando me dijo que en Tijuana no nos aplicarían el toque de queda, que pronto volvería todo a la calma, que los gringos estaban demasiado cerca. Lo dudo. A veces pienso que nuestros amigos en otras latitudes ya no saben que decirnos, que quisieran comprender, que viviéramos mejor, que nos sintiéramos menos solos. Yo aprecio sus palabras y su solidaridad.
Aquí estamos aprendiendo a sobrevivir en medio del fuego. Los disparos son lanzados por todos lados, así que no confiamos en las autoridades, ni en las leyes, ni en los uniformados, y mucho menos en los gringos. La falta de confianza es un golpe duro a la convivencia, al tejido social y al sentido de pertenencia.
Dos tardes después tomé un taxi rumbo al aeropuerto. En la radio estaban transmitiendo un programa de esos de tribuna, donde un locutor gordito y de sombrero toma el poder del micrófono para dar a conocer sus opiniones. Entre la infinidad de temas que trató, hizo pública su preocupación por el aumento de suicidios en Sonora durante las últimas semanas. Dijo que entre el viernes pasado y el lunes se habían suicidado cuatro personas: una mujer de 20 años, un hombre de 30, un hombre de 34 y otro de 39.
Como usted lo sabe, soy mala para citar autores y enemiga de la erudición que no sirve para comprender, explicar o resolver alguna parte de la vida humana. A través de lo que he aprendido, observo con preocupación estos sucesos como señales e indicios de una sociedad insatisfecha, temerosa y pobre. Cualquiera que tenga un poco de Memoria y sepa leer el tiempo, sabe lo que esto significa. Desde este lugar, apuesto por la construcción de nuevos diálogos y trato de hacer mi parte como mujer y como profesora de historia, porque leo con urgencia la necesidad de transformar la Educación y el Estado, entre otras cosas, y pienso que en nuestra contra está tanta ignorancia (esa bestia inapacible).
.
[Se agradece sinceramente que el lector llegue hasta este punto.]
"Home".
El descenso se siente en el estómago. La presión (atmosférica) en los oídos. z z z: La ciudad de Tijuana tiene una temperatura de 16 grados centígrados. La noche será fría. Antes de aterrizar, la turbulencia.
Asegúrese de no olvidar nada:
Espere a que la aeronave se haya detenido por completo en la pista antes de desabrocharse el cinturón.
(veo despegar los aviones... descargar las maletas... )
El descenso se siente en el estómago. La presión (atmosférica) en los oídos. z z z: La ciudad de Tijuana tiene una temperatura de 16 grados centígrados. La noche será fría. Antes de aterrizar, la turbulencia.
Asegúrese de no olvidar nada:
Espere a que la aeronave se haya detenido por completo en la pista antes de desabrocharse el cinturón.
(veo despegar los aviones... descargar las maletas... )
09 octubre 2008
de nuevo nos dan con el garrote más grande, algo más para alimentar la ola de violencia y legitimar la demencia en la calle: terrorismo económico. otra vez los maestros del desastre reparten su mierda con todo y bacinica. ¿me pregunto si realmente es una ola o un estado de incertidumbre constante que llegó para quedarse? día a día se merma mi dósis de ingenuidad, que solía ser mucha. BLADERUNNER y MAD MAX giran en mi cabeza desde hace meses: el futuro se fue a la mierda hace tiempo. por las noches planeo la manera de construir un bunker, y esconder latas de comida, botellas de agua, recipientes con gasolina; al atravesar la ciudad busco rutas de escape; pienso en la urgencia de ser capaz de correr durante media hora sin ahogarme, y a veces, también, que éste dejo de ser un lugar para los niños. [entiendes, llegar a casa y refugiarme en tus brazos ya no es sufiente, todo ha cambiado, no necesito un amor donde esconderme, sino...]. aún así resisto, resisto. i'm not running away.
respira.
"SORRY FOR THE INCONVENIENCE" !!!!
leyenda en un cartel pegado afuera de la embajada de E.U. en hermosillo. lo leí en esta foto de glaucoma:
respira.
Vacíos: sepa..., el diablo, sin evidencias
sepa...
Cuando voy de visita y el dueño está en la casa no puedo orinar, no puedo. Hace algún tiempo me pasó en otro lugar. En aquella ocasión lo logré tras un par de días de convivencia y muchos abrazos. Esta mañana se me volvió a cohibir, aquí donde todo tiene una historia escrita y nada me pertenece. Hoy estuve ahí sentada sobre la taza como quince minutos tratando de que mi vejiga se liberara de aquella cosa que me inflamaba el vientre. Entonces me dio por hablar: éramos ella y yo en pleno debate. Cosas de mujeres, pensé, y me di por vencida. Más tarde en la escuela sentí unas ganas desesperadas y corrí al baño. En cuanto me senté comencé a orinar y a llorar también sepa por qué.
el diablo
Anoche el diablo estaba en el closet. Bufaba dentro de ese mueble. Su exhalación lo cimbraba todo con tal fuerza que de golpe abrió las puertas. Me veía. Me llamaba por mi nombre: M i r i a m. Yo me quedé acostada: inmóvil. Apenas respiraba: muda. Me envolvió un calor insoportable surgido directamente del infierno. Él era de un humo blanco emergiendo de la noche en donde mostraba imágenes de mujeres desnudas, colgadas por la espalda y sujetas de un gancho pendiente del techo. Estaban vivas. Gritaban. Su rostro era desfigurado. Su cuerpo un lamento. Me miraban. Él observaba. No hay peor tormento que saberlas sufrir de tal manera. Desperté bañadita en llanto. ¿Dónde están mis hermanas?
sin evidencias
Mañana me arrancan una uña. La más pequeña de todas. Me crecerá una nueva, ahí en el mismo sitio. Murió. La pisó un monstruo en un crucero. Ocurrió accidentalmente. Su tamaño me impactó. Alzaba los ojos para verlo entre tanta gente que atravesaba la calle. Dejé mi pie ahí, con su chancla. Él ni me vio, iba de prisa. Su cuerpo por un instante en el más breve de mis dedos bastó para conocer el peso del mundo cayendo sobre mi. Me brotó una lágrima. Seguí caminando para no llamar la atención. Me fui de la escena velozmente para ocultar el aplastamiento recién vivido. Entré a una farmacia y pedí una caja de aspirinas. Se te va a caer, me dijo el vendedor. Una semana después el dolor era insoportable. El doctor de las uñas me informó que no había más remedio que extirpar. Tuviste suerte, me dijo. ¿Qué tal que te cae encima? Me mata, le contesté. No hay moraleja.
Cuando voy de visita y el dueño está en la casa no puedo orinar, no puedo. Hace algún tiempo me pasó en otro lugar. En aquella ocasión lo logré tras un par de días de convivencia y muchos abrazos. Esta mañana se me volvió a cohibir, aquí donde todo tiene una historia escrita y nada me pertenece. Hoy estuve ahí sentada sobre la taza como quince minutos tratando de que mi vejiga se liberara de aquella cosa que me inflamaba el vientre. Entonces me dio por hablar: éramos ella y yo en pleno debate. Cosas de mujeres, pensé, y me di por vencida. Más tarde en la escuela sentí unas ganas desesperadas y corrí al baño. En cuanto me senté comencé a orinar y a llorar también sepa por qué.
el diablo
Anoche el diablo estaba en el closet. Bufaba dentro de ese mueble. Su exhalación lo cimbraba todo con tal fuerza que de golpe abrió las puertas. Me veía. Me llamaba por mi nombre: M i r i a m. Yo me quedé acostada: inmóvil. Apenas respiraba: muda. Me envolvió un calor insoportable surgido directamente del infierno. Él era de un humo blanco emergiendo de la noche en donde mostraba imágenes de mujeres desnudas, colgadas por la espalda y sujetas de un gancho pendiente del techo. Estaban vivas. Gritaban. Su rostro era desfigurado. Su cuerpo un lamento. Me miraban. Él observaba. No hay peor tormento que saberlas sufrir de tal manera. Desperté bañadita en llanto. ¿Dónde están mis hermanas?
sin evidencias
Mañana me arrancan una uña. La más pequeña de todas. Me crecerá una nueva, ahí en el mismo sitio. Murió. La pisó un monstruo en un crucero. Ocurrió accidentalmente. Su tamaño me impactó. Alzaba los ojos para verlo entre tanta gente que atravesaba la calle. Dejé mi pie ahí, con su chancla. Él ni me vio, iba de prisa. Su cuerpo por un instante en el más breve de mis dedos bastó para conocer el peso del mundo cayendo sobre mi. Me brotó una lágrima. Seguí caminando para no llamar la atención. Me fui de la escena velozmente para ocultar el aplastamiento recién vivido. Entré a una farmacia y pedí una caja de aspirinas. Se te va a caer, me dijo el vendedor. Una semana después el dolor era insoportable. El doctor de las uñas me informó que no había más remedio que extirpar. Tuviste suerte, me dijo. ¿Qué tal que te cae encima? Me mata, le contesté. No hay moraleja.
-Publicados en Altanoche. Música, literatura, cine, núm. 28. Hermosillo, Sonora. Julio de 2007.
Esta mañana ella salió rumbo al trabajo, iba de prisa para llegar a tiempo. En el taxi se dio cuenta de que había olvidado su cartera y le pidió al chofer que la dejara en la siguiente esquina. Era temprano, una calle poco transitada, el Centro. Caminaba rápido para volver a casa.
Él detuvo su auto junto a ella. Bajó corriendo de la camioneta. La tomó de frente con la fuerza de sus dos brazos de bestia gigante negra y la levantó. Abrió la puerta trasera y la lanzó dentro.
Sus piernas quedaron fuera, la puerta se estrelló en sus rodillas y eso sirvió para patearlo, para evitar que la puerta cerrada hiciera de ella un silencio. Su cuerpo femenino entrenado en recibir ataques masculinos le dio muchos golpes. Sus brazos no alcanzaron a cansarse.
El semáforo cambió de rojo a verde a rojo. Comenzaron a pitar los carros, a notar un auto detenido con la puerta abierta, las piernas de una mujer bailando en el aire y el cuerpo de un monstruo tendido sobre ella. Entonces furioso la jaló de los cabellos y de los brazos hasta azotarla en la banqueta. Se fue.
Un joven quiso ayudarla y ella sintió que todos, cualquiera, todos, cualquiera, podría ser el siguiente. Corrió. Llamó a casa.
Contesté.
Estoy emputada. A veces olvido lo esencial. Son mis hermanas.
¿Hasta cuándo van a aprender a respetarnos?
Él detuvo su auto junto a ella. Bajó corriendo de la camioneta. La tomó de frente con la fuerza de sus dos brazos de bestia gigante negra y la levantó. Abrió la puerta trasera y la lanzó dentro.
Sus piernas quedaron fuera, la puerta se estrelló en sus rodillas y eso sirvió para patearlo, para evitar que la puerta cerrada hiciera de ella un silencio. Su cuerpo femenino entrenado en recibir ataques masculinos le dio muchos golpes. Sus brazos no alcanzaron a cansarse.
El semáforo cambió de rojo a verde a rojo. Comenzaron a pitar los carros, a notar un auto detenido con la puerta abierta, las piernas de una mujer bailando en el aire y el cuerpo de un monstruo tendido sobre ella. Entonces furioso la jaló de los cabellos y de los brazos hasta azotarla en la banqueta. Se fue.
Un joven quiso ayudarla y ella sintió que todos, cualquiera, todos, cualquiera, podría ser el siguiente. Corrió. Llamó a casa.
Contesté.
Estoy emputada. A veces olvido lo esencial. Son mis hermanas.
¿Hasta cuándo van a aprender a respetarnos?
06 octubre 2008
octubre es el mes de los aniversarios y las cosas importantes en mi vida. el 1o. es cumpleaños de mi mamá y el 27 de mi hermana, y uno de estos días abracé por última ocasión a Yuyis, mi tía-abuela.
el 31 siempre fue especial, ese día me enamoré en un viaje de estudios a Mexicali mientras bajábamos La Rumorosa y brindábamos con charanda por Luis González y González. fue un buen día, teníamos 22 años. creo que nos casamos en este mes, él celebraba el 10 y yo el 19 (!!!). en fin.
también fue la primera vez que salí de noche en Hermosillo. fui al "flipi' y tocaron "kite" de milkmoon; despúes estuve en la casa azul, donde un tipo cantaba "corazón de piedra, corazón". tronaba mi mundo cherry.
esta vez, he comprendido el significado amplio y profundo de la palabra "empowerment". es la conclusión de mis dos últimos años y siento como si me acabara de desconectar de la Matrix.
el 31 siempre fue especial, ese día me enamoré en un viaje de estudios a Mexicali mientras bajábamos La Rumorosa y brindábamos con charanda por Luis González y González. fue un buen día, teníamos 22 años. creo que nos casamos en este mes, él celebraba el 10 y yo el 19 (!!!). en fin.
también fue la primera vez que salí de noche en Hermosillo. fui al "flipi' y tocaron "kite" de milkmoon; despúes estuve en la casa azul, donde un tipo cantaba "corazón de piedra, corazón". tronaba mi mundo cherry.
esta vez, he comprendido el significado amplio y profundo de la palabra "empowerment". es la conclusión de mis dos últimos años y siento como si me acabara de desconectar de la Matrix.
02 octubre 2008
CARACOL III:
Qué tiene de eterno /Angélica Delgado, 2007.*
1
Algo sucede con nosotras que el tiempo y sus horas nos hacen volver. La mirada, incisiva y lente de pescado, parece que por fin asoma comprensión… Y las palabras. Su sonido de mujer nombrando al mundo. Sus signos revelándonos, sus signos revelándose, revelándola. Desvelándola.
No sé si estos treinta y tantos, los de Angélica Delgado y los míos, no sé si brujas, si hechiceras, si malditas. Creadoras, sí. Crear es nuestro verbo y cuando la palabra, poesía, universos. Viaje a través de los años hacia las preguntas fundamentales.
¿Qué es el tiempo?
¿Qué somos?
¿Qué soy?
Qué tiene de eterno. Busca dejar de ser pregunta y transformarse en afirmación, casi reclamo: Qué tiene de eterno. Angélica escribe porque no tiene otra manera de ausentarse y escribe. Y escribe….
poco a poco desaparecen las huellas
los pasos, los objetos creados,
lo que hemos escrito, el terrible olvido
el hombre está condenado a dejar de existir
pero hay algo más terrible:
que los hombres lo condenan
a dejar de haber sido
y entonces doy gracias, sí. Doy gracias para engañosamente continuar con la tradición de ser agradecida, y agradezco la maldición de encontrarme ahí donde el poema reza:
mi cuerpo es la flor de una línea crepuscular
sembrada en la partitura de tu boca
una suave melodía que me encumbra a medias
fracasó la nostalgia
la tristeza
el miedo
la razón
y recuerdo los discursos y las grandes interpretaciones donde por fuerza los que construyen los discursos y las grandes interpretaciones quisieran que la poesía y la poeta, y el poeta, y la historia y sus compitas, estuvieran atados a un pedazo de tierra, aquí fronterizo y allá, zacatecano.
Entonces, ésta que soy yo, comparte que la experiencia de lo vivido y lo bebido, que los registros de la memoria corporal, traducidos en imágenes y plasmados en el lienzo que es este libro, dicen que coincidimos en algo más que en esta mesa y que el lenguaje porque sí.
En estas páginas se encuentran las estaciones, porque Angélica entiende que ya no estamos en primavera, que el verano ahora nos deshidrata la piel y que el otoño llega en septiembre. Y que dentro, adentro la sexualidad, el cuerpo y sus contornos. Y hay que aprehenderlo así para escribir con libertad sobre las formas y las prácticas a través de las que enfrentamos al otro y el ser mujer; para lanzar hacia afuera, en voz alta y que escuchen:
Amanece una huella nueva
pero bajo las cobijas rastros de nuevos olores
Aquí lo femenino con sus mares interiores y sus océanos. Mientras todos los demás siguen de fiesta por las noches o andan en busca de refugios para ocultarse, defenderse y acallar la memoria y sus fantasmas, ella observa...
Silencio
parece que el olvido…
y cada tema con su loco
2
Qué tiene de eterno es una publicación de excelente calidad por el cuidado en su edición, diseño e impresión (que puede observarse en los cortes, el papel, la tipografía, el diseño de la portada y sus dos tintas, su lomito, la contraportada…). Este trabajo tan profesional fue realizado por Juan José Macías a cargo de Ediciones de Medianoche, en colaboración con el Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” y la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Forma parte de una colección que incluye poesía, narrativa y ensayo integrada por las siguientes obras: Javier Acosta: Cuadernillo del viento; Antonio Reyes Cortés: Ciudad futuro; Rita Vega Baeza: Mixionario de alegrías y extravío; José Arturo Burciaga: El sueño de gigantes; Sandra de Santiago Félix: Las pequeñas maldades; Sigifredo E. Marín, Ensayar, crear, viajar: de la tentativa como forma de arte; Andrea Esparza Navarro: Con amor de cardo; Mauricio Moncada León: Matar al “otro”; Jorge Vázquez, Análisis e interpretación de El regreso del caballero nocturno. Rumbo a la valoración del cómic.
A través de este poemario se presenta en Tijuana el trabajo de ¿una nueva generación de escritores zacatecanos?. ¿Qué está sucediendo entre nosotros, aquí y allá, que nos reconocemos tanto? ¿Qué ha ocurrido en ustedes para que Angélica escriba de esta manera? Queremos verlos.
*Texto para la presentación del poemario de Angélica en el marco de las actividades del Caracol III, organizado por Poeta no lugar.
La Casa de la 9, Tijuana, 27 de septiembre 2008.
Qué tiene de eterno /Angélica Delgado, 2007.*
1
Algo sucede con nosotras que el tiempo y sus horas nos hacen volver. La mirada, incisiva y lente de pescado, parece que por fin asoma comprensión… Y las palabras. Su sonido de mujer nombrando al mundo. Sus signos revelándonos, sus signos revelándose, revelándola. Desvelándola.
No sé si estos treinta y tantos, los de Angélica Delgado y los míos, no sé si brujas, si hechiceras, si malditas. Creadoras, sí. Crear es nuestro verbo y cuando la palabra, poesía, universos. Viaje a través de los años hacia las preguntas fundamentales.
¿Qué es el tiempo?
¿Qué somos?
¿Qué soy?
Qué tiene de eterno. Busca dejar de ser pregunta y transformarse en afirmación, casi reclamo: Qué tiene de eterno. Angélica escribe porque no tiene otra manera de ausentarse y escribe. Y escribe….
poco a poco desaparecen las huellas
los pasos, los objetos creados,
lo que hemos escrito, el terrible olvido
el hombre está condenado a dejar de existir
pero hay algo más terrible:
que los hombres lo condenan
a dejar de haber sido
y entonces doy gracias, sí. Doy gracias para engañosamente continuar con la tradición de ser agradecida, y agradezco la maldición de encontrarme ahí donde el poema reza:
mi cuerpo es la flor de una línea crepuscular
sembrada en la partitura de tu boca
una suave melodía que me encumbra a medias
fracasó la nostalgia
la tristeza
el miedo
la razón
y recuerdo los discursos y las grandes interpretaciones donde por fuerza los que construyen los discursos y las grandes interpretaciones quisieran que la poesía y la poeta, y el poeta, y la historia y sus compitas, estuvieran atados a un pedazo de tierra, aquí fronterizo y allá, zacatecano.
Entonces, ésta que soy yo, comparte que la experiencia de lo vivido y lo bebido, que los registros de la memoria corporal, traducidos en imágenes y plasmados en el lienzo que es este libro, dicen que coincidimos en algo más que en esta mesa y que el lenguaje porque sí.
En estas páginas se encuentran las estaciones, porque Angélica entiende que ya no estamos en primavera, que el verano ahora nos deshidrata la piel y que el otoño llega en septiembre. Y que dentro, adentro la sexualidad, el cuerpo y sus contornos. Y hay que aprehenderlo así para escribir con libertad sobre las formas y las prácticas a través de las que enfrentamos al otro y el ser mujer; para lanzar hacia afuera, en voz alta y que escuchen:
Amanece una huella nueva
pero bajo las cobijas rastros de nuevos olores
Aquí lo femenino con sus mares interiores y sus océanos. Mientras todos los demás siguen de fiesta por las noches o andan en busca de refugios para ocultarse, defenderse y acallar la memoria y sus fantasmas, ella observa...
Silencio
parece que el olvido…
y cada tema con su loco
2
Qué tiene de eterno es una publicación de excelente calidad por el cuidado en su edición, diseño e impresión (que puede observarse en los cortes, el papel, la tipografía, el diseño de la portada y sus dos tintas, su lomito, la contraportada…). Este trabajo tan profesional fue realizado por Juan José Macías a cargo de Ediciones de Medianoche, en colaboración con el Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” y la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Forma parte de una colección que incluye poesía, narrativa y ensayo integrada por las siguientes obras: Javier Acosta: Cuadernillo del viento; Antonio Reyes Cortés: Ciudad futuro; Rita Vega Baeza: Mixionario de alegrías y extravío; José Arturo Burciaga: El sueño de gigantes; Sandra de Santiago Félix: Las pequeñas maldades; Sigifredo E. Marín, Ensayar, crear, viajar: de la tentativa como forma de arte; Andrea Esparza Navarro: Con amor de cardo; Mauricio Moncada León: Matar al “otro”; Jorge Vázquez, Análisis e interpretación de El regreso del caballero nocturno. Rumbo a la valoración del cómic.
A través de este poemario se presenta en Tijuana el trabajo de ¿una nueva generación de escritores zacatecanos?. ¿Qué está sucediendo entre nosotros, aquí y allá, que nos reconocemos tanto? ¿Qué ha ocurrido en ustedes para que Angélica escriba de esta manera? Queremos verlos.
*Texto para la presentación del poemario de Angélica en el marco de las actividades del Caracol III, organizado por Poeta no lugar.
La Casa de la 9, Tijuana, 27 de septiembre 2008.
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