Mujer indígena de Puebla camina en la playa. Lleva una falda larga de color azul marino y el cabello atado con un lazo negro. Pasa entre la gente que anda sobre el malecón y yo sentada viendo la tarde el sol la veo, con su ojo cucho, su pierna coja, su tez morena y cacariza.
-Préstame tu mano aunque para ver tu destino no hace falta, el tiempo está escrito en tu frente. Has dado todo y recibido distinto. Mirálo bien. Pronto harás un viaje, no vas sola. Nunca estás sola. Hay un hombre que te piensa, también te quiere. Está nublado. Hay un hombre que te escribe, no tengas prisa. No es él. Hay un hombre, hay muchos. Hazme una pregunta.
-¿Por qué sabes eso?
-Tú sabes, también ves en el Tiempo.
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