una de las libertades que cultivo es el derecho al placer,
sobre todo al mío.
qué mejor que una sonrisa de libertad o un grito o el cabello revuelto en la mañana. nadie como el mar, su canto en las olas que hacen las cobijas, la sal que escurre de los ojos o el agua que va y viene entre las piernas.
mi deseo es grande, es un sol. un sol es una estrella y una estrella es un caracol de mar.
(la sombra me puso un acertijo: esto es un juego).