Después
del último nivel explorado del mar las aguas cambian de color y de temperatura.
Especies luminosas de un aspecto horripilante para la superficie se presentan
en aquella oscuridad. Lo otro refugiado en ese universo imperceptible aguarda. Melodías
de unas como olas que no estallan, de ríos que se tejen con todas las aguas
submarinas y ecos de seres telepáticos alumbran, por instantes hasta la ceguera. La boca de un túnel incoloro
se abre y sopla un como viento que no es viento sino apenas el rastro espectral
de un todo que no sé cómo nombrar. Adentro danza un espiraloide que de lejos
larva y cuando cerca algo parecido a una serpiente irradia. Estos que han
dejado de ser mis ojos, agudos y pacientes buscan. Esta nave afecta a la arena,
al cielo, tras Neptuno.
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