Hoy recibí una cucharada de mi propio ego. Sí, ego. Miles de hormigas recorrieron los caminos de mi mente con piedras volcánicas encendidas sobre sus hombros. Querían hacer rodar mi cabeza o encenderme en llamas.
Sí, renuncié a ser esa mujer y algo se transformó en consecuencia.
Y está bien.
Mujer "Alterada" (rumbo a Rosarito, con estudiante de doctorado recién admitida en Berkeley).
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