01 julio 2008

El aeropuerto

Hace meses que recorro este aeropuerto, mi vida está en sus pasillos. Disfruto su longitud y la sensación de su loseta; su aroma a sudor, comida y limpiadores; sus murmullos en varios tonos, como la piel de mis acompañantes. Da lo mismo andar en cualquiera de sus sentidos: me deslizo. Frente a mi las espaldas, detrás el sonido de los pasos. Mis pies mudos. Usualmente compro un café, me instalo frente a la ventana, observo y escribo. La gente parece aturdida, corre en todas direcciones, grita, sonríe, llora, ve constantemente su boleto, como si en verdad supiera hacia donde se dirige. Me pregunto si esta sala es de llegada o de salida, me siento en casa. Desde ya, floto.


¿Es este lugar un laberinto, una circunvalación, una cinta de moebius?



He concluido que volar es un acto que requiere mucha energía y una pista de aterrizaje-lanzamiento. Mucha es una cantidad imprecisa que depende de la distancia por recorrer. Veo despegar los aviones, descargar las maletas. He concluido que volar es un acto que requiere mucha energía y una pista de aterrizaje-lanzamiento. Veo despegar los aviones, descargar las maletas. Mucha es una cantidad imprecisa que depende de la distancia por recorrer. He concluido que volar es un acto que requiere mucha energía. Mucha es una cantidad imprecisa… Veo despegar los aviones, descargar las maletas. He concluido… Mucha es una cantidad imprecisa… volar es un acto…. energía… aviones… maletas… distancia por recorrer.



[Tránsito en espiral]

Altanoche. Música, literatura, cine, núm. 34. Hermosillo, Sonora. Julio 2008.

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