No veo. No veo. Veo, apenas. Veo.
Me gusta que me mientan. La mentira está naturaliza en mi experiencia del mundo, en mi forma de relacionarme con el mundo. Me gusta que me traicionen, participo en el drama universal de la mentira, asumo mi papel destacadamente: "actúo como nadie". ¡Qué mierda! Esta es la razón por la que duele el desprendimiento, la aparición de una realidad nueva.
Soy Icaro-Fénix incontables veces cayendo.
¿En verdad estamos condenados a este drama universal? Lo universal es un cuento moderno, así: situado en el discurso de una época cultural predominantemente masculinizada. Es decir, con genitales expuestos para disputarse territorios según la grandeza de sus ambiciones y un orificio entre las nalgas para cagarla constantemente.
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