En el taller de danza hicimos un ejercicio con velos: mujeres aves, mujeres olas, mujeres viento. Después tomamos los colores y las hojas. No había que dibujar nada, sólo representar la sensación de nuestros cuerpos en el papel. A la de tres mostramos nuestras imágenes, todas habíamos elegido los mismos tonos sin saberlo: amarillo, violeta y naranja. Estoy desaprendiendo de manera colectiva y redescubro mi cuerpo en sus otros cuerpos: sin violencia, sin dolor, sin miedo. Agradezco lo aprendido a través de la cultura escrita, pero hay otros mundos y otros lenguajes.
Abrazar(nos) es confiar(nos). Sentir. Confirmar que vivimos, que estamos juntos. Respirar. Prolongarse. Crear un nosotros
y contemplar la naturalidad de la muerte.
28 febrero 2013
26 febrero 2013
Se necesitan el amor y la fe de muchos para animar una comunidad tan fragmentada, desconfiada, apegada al miedo. Está cabrón andar buscando enemigos nuevos. Alguien me habló hoy sobre la adicción a la guerra o al dolor, sobre la devoción al padre y a la protección del padre. Nel.
Me sorprende la complejidad implicada en el perdón y todas sus etapas. Entre la paz y el perdón, en la comunidad, en la vida personal, existe un vínculo muy difícil de asimilar. ¿Cómo transitar del odio, el resentimiento, la descalificación, la falta de confianza, el deseo de venganza hacia un camino de paz, justicia y comunidad?
El camino hacia la paz está lleno de sombras, a cada paso se descubren pequeños o terribles monstruos. Algunas veces el lenguaje de los hilos invisibles que nos unen se torna violento, a pesar de la cordialidad de las palabras esta parte del cuerpo entre la garganta y el estómago recibe el mensaje, la herida, sí, probablemente involuntaria.
¿Cómo sanar nuestros duelos colectivos?
Me sorprende la complejidad implicada en el perdón y todas sus etapas. Entre la paz y el perdón, en la comunidad, en la vida personal, existe un vínculo muy difícil de asimilar. ¿Cómo transitar del odio, el resentimiento, la descalificación, la falta de confianza, el deseo de venganza hacia un camino de paz, justicia y comunidad?
El camino hacia la paz está lleno de sombras, a cada paso se descubren pequeños o terribles monstruos. Algunas veces el lenguaje de los hilos invisibles que nos unen se torna violento, a pesar de la cordialidad de las palabras esta parte del cuerpo entre la garganta y el estómago recibe el mensaje, la herida, sí, probablemente involuntaria.
¿Cómo sanar nuestros duelos colectivos?
24 febrero 2013
Hoy pasé todo el día en la biblioteca. Estudio libros de un mundo que sólo existe en el papel y en la imaginación. La distancia entre la teoría y la vida cotidiana es abismal. Lo escrito es historia. No hay correspondencia entre las prácticas académicas y el presente. El Yo constante. Ese Yo de la Modernidad. Ese Yo educado. Individual. Es absurdo por completo dejar de vivir por tener un grado para pertenecer a algo en lo que no creo, sin embargo preciso cumplir el requisito. ¿Qué es la libertad? ¿Cómo es la vida del otro lado? La reacción del ego (de mi ego) es sorprendente en defensa de las prácticas y las creencias heredadas. Me ronda la sensación del desapego, la duda me tiene dando vueltas en este punto desde hace seis años. Estoy cansada. Gracias, no quiero participar. Voy a cruzar la frontera y a ver qué pasa.
Xipetotec.
Xipetotec.
22 febrero 2013
21 febrero 2013
20 febrero 2013
Ojos de maíz
Caminaba en medio de una milpa y era de mañana. Iba con
prisa y avanzaba a ciegas entre los surcos. Cautelosa me abría paso entre las
plantas que rebasaban por mucho mi estatura. Andando tropecé con una montaña
pequeña de tierra y me detuve con espanto al reconocer que sobre ella estaba
una mano muerta. Junto, seguían otras. Había una que estaba abierta y en su
interior descansaba el cuerpo de un campesino sin vida. El maizal respiraba y
cantaba recio movido por viento, decía cosas en un lenguaje incomprensible.
Corrí hasta la carretera, avancé por su centro y disminuí la velocidad de mis
pasos al descubrir que las orillas del camino estaban custodiadas por
hombres y mujeres sentados en cuclillas, que guardaban silencio y prestaban
mucha atención. Sus cuerpos eran de hojas de maíz vivo y sus cabellos de borla.
En sus manos sostenían lanzas hechas de tallos y sus ojos, sus inolvidables
ojos sin miedo, eran dos granos oscuros de este alimento sagrado.
19 febrero 2013
corazónsoles |
No sé a cual de los dos quiero más. Luis y Sinuhé fueron mis grandes aliados para sobrevivir el Cecut y la ofis, también para conservar la cordura durante el fraude y lo que siguió. Hoy nos abrazamos, fuerte, fuerte. Tenemos juntos algunos hijos: un programa de investigación, un archivo, un par de libros y un par de exposiciones. Vamos por otros. Uno es alérgico a los gatos y al otro le encantan las fiestas. Uno no responde los correos y el otro escribe sin faltas de ortografía. Son anfibios, geniales y además guapísimos.
18 febrero 2013
17 febrero 2013
16 febrero 2013
15 febrero 2013
13 febrero 2013
"Estado de soledad" e "hilaritas"
"En
el siglo XVII como ahora el enigma de la dominación nos confronta a dispositivos
de sumisión que separan a los hombres de lo que pueden, inhiben su potencia
política y capturan su imaginación en la tristeza y la “melancolía” --pasión
antipolítica extrema que afecta la totalidad de un cuerpo. Lo que hoy llamamos
“apatía” para referirnos a cierto retiro de lo público y a cierta pasividad
civil sería pensado por Spinoza como una melancolía social cuya hegemonía
designaba con la expresión “estado de soledad”.
Lo
contrario es la hilaritas, palabra de difícil traducción que refiere a la
alegría integral que un cuerpo alcanza cuando se halla en plena posesión de su
potencia de afectar. Tal vez sea posible interrogarnos qué sería una hilaritas
colectiva. En mi opinión podría ser pensada como un ejercicio pleno y extenso de
los derechos; la capacidad productiva de derechos nuevos e imprevistos; la
alegría común de un sujeto complejo que se experimenta como causa de sus propios
efectos emancipatorios; una determinación social del deseo como deseo de otros y
no ya deseo de soledad."
Diego Taitan, "La democracia, según Spinoza".
Tomado del blog del profesor Alfredo Lucero-Montaño, Spinozianas: Filosofía y Política
12 febrero 2013
38 vueltas alrededor del sol
Es bien bonito aprender a escuchar a nuestro cuerpo, decir sí cuando el cuerpo dice sí y decir no cuando dice no. El cuerpo se siente querido, abrazado, reconocido, feliz.
Este cuerpo educado, quiere destruir cosas y otros días construirlas. Por momentos logra desaparecer y queda solo esta mente presagiosa laberíntica atemporada, con sus prácticas minimalistas y resolutivos pacificadores, pero el cuerpo hace siempre sus reclamos. Clama, sí, con harto clamor, clama. ¡Cuánta monstruosidad y luz simultáneas brotan del desprendimiento, de la reconciliación con una misma!
El cuerpo lleno de sitios históricos, de planicies besadas y recorridas miles de veces. Y la formación de la consciencia en sucesivas revoluciones.
38 celebraciones del cuerpo, la mente, el corazón y una sola Miriam.
07 febrero 2013
02 febrero 2013
Epílogo
Quizá en tu siguiente ejercicio puedas desarrollar el tema de la violencia simbólica hacia las mujeres y con ello cerrar otro capítulo de tu historia. Igual que hoy, me lo envías con una nota de agradecimiento y alguna cita de Jung.
Resignificación de la experiencia y cómo construir la paz:
Resignificación de la experiencia y cómo construir la paz:
"Para dialogar necesitamos una relación ética con un Tú
al que le reconocemos su ser".
al que le reconocemos su ser".
Francesca Gargallo, 2012.
"El otro México"
Esta mañana vi a un señor caminando por la carretera que va hacia Santa Fé. Sujetaba con una mano una bolsa de plástico negra que hacía bastante bulto; con la otra, un palo largo que usaba de bastón. También traía un saco de yute mugrosísimo lleno de cosas, amarrado en la espalda, del que colgaban otras bolsas y un par de zapatos. Usaba un sombrero de ala corta, debajo del que estaban muchísimos plásticos de colores perfectamente doblados en forma de cuadros y extendían la altura de su cabeza unos 50 cm. Tenía la piel muy quemada por el sol.
Esta noche en la playa un hombre se me acercó para pedirme 100 pesos. Me contó que venía de California y que se había quedado de ver con unas personas en Tijuana, ahí en el Malecón; que ya habían pasado 15 días y no aparecían, que tampoco le respondían sus llamadas; que no conocía a nadie, ya no tenía dinero y estaba "colectando" para regresarse "al otro México". Le pregunté dónde pasaba la noche y me dijo que unos de la playa lo dejaban dormir con ellos en un cuarto, que por mientras trabajaba en un car wash. El tipo estaba muy aseado, traía una mochila al hombro, era muy educado y bueno para platicar. No le di el dinero que pedía porque no tengo y si tuviera tampoco le daba. Es la verdad. Pero lo escuché, le expliqué cómo llegar hasta la Casa del Migrante en colonia Postal. No lo vi muy convencido, pero igual tomó los tres pesos que le ofrecí.
Esta tarde vi a otro señor en Playas. Llevaba un sombrero gris, lentes, un bastón de madera y puesto un abrigo negro tres cuartos muy bonito. Debajo, un pantalón de pana color azul. Iba muy bien afeitado. Se paró en la esquina y los conductores se detuvieron para cederle el paso, él levantó el sombrero y sonrió. Cruzó la calle, caminó hacia un jardincito que está sobre el boulevard Pedregal y se sentó en una banca que recibía la sombra de un árbol.
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