Ayer fui a recorrer el este de la ciudad de Tijuana, desde La Presa hasta El Refugio. Se trata de toda la parte nueva de "desarrollos urbanos y fraccionamientos", la materialización de las políticas de vivienda de los últimos cuatro sexenios. Evidencia del desempleo en el país y de la migración a la que se han visto forzadas tantas familias.Las demandas alimentación, vivienda, salud y educación, trabajo y justicia, continúan vigentes, URGENTES.
Vi tanta miseria, una bomba social que ya tronó. Es un crimen cultural lo que estos gobiernos autorizaron, lo que nuestra falta de atención ha permitido: la deshumanización, la indignación de las personas, nuestro empobrecimiento común. Estoy avergonzada de ser tan ignorante, tan indolente.
Ya me queda claro por qué esta ciudad está llena de personas que parecen locas o están locas. La locura es una forma de salvarse uno mismo la vida, de desaparecer, de dejar de ser testigos. Es un como resorte de sobrevivencia. ¿Para qué esperar más el fin del mundo? Lo vivimos, empezó hace mucho en nuestras narices pero estamos muy ocupados y preocupados por el más allá, por el pasado, por un montón de pendejadas.
Necesitamos construir otro mundo: uno para seres humanos. Empecemos por ahí, por sentirnos humanos, por vivir como humanos, por reconocernos. Yo por ahí voy a darle, siento mucho, siento todo esto que veo, así de simple. Estoy viva, lloro, estoy viva, pienso, estoy viva, tengo miedo, estoy viva, siento coraje, estoy viva, siento amor. (Si usted lee estas palabras está viva o vivo, no se le olvide).
Qué ilusa, qué apuesta tan grande hice al trabajo académico, a las palabras, a la inteligencia. No representamos a nadie porque aprendimos a vivir en un planeta localizado en otra dimensión, lo que pensamos no le mueve un pelo a nadie porque... ¿a ver por qué? Es posible que pronto todos nosotros ostentemos un puesto en el sobrerruedas, en la fila de ensamble, entre los desempleados o en alguna cárcel.
Me pregunto si quiero o no continuar. No tengo una respuesta. Por ahora, trato de concluir lo acordado y hacerlo bien.
Apelo a la imaginación, a la dignidad y a la posibilidad de sanar nuestros vínculos: ¡Al amor!
Tiene que ser por la vía institucional, a lo otro no sobreviviremos, de seguir esta inercia tampoco quedará mucho.
Escuchémos con el corazón, seamos agua viva.Tezcatlipoca.
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