Me refiero a la paz entre las personas que tengo cerca. Con aprender a construir esa paz sería suficiente. Hago un esfuerzo, a veces no me sale. No me sale cuando no me doy cuenta de algo que para la otra persona es importante, cuando dejo de poner atención. A veces esa no atención es resultado de mis limitaciones para reconcer lo que es importante para otra persona. Se hace un desastre. Sólo pido desprender el juicio sobre mis limitaciones y entonces pienso en lo importante que es desprenderme del juicio sobre las limitaciones ajenas. Por ejemplo, hay quienes no saben cómo expresar verbalmente lo que piensan o sienten y lo hacen con su lenguaje corporal o con alguna acción. ¿Cómo puedo darme cuenta si no comprendo ese lenguaje suyo? A veces no me doy cuenta, no adivino, no comprendo, sólo siento que algo sucede y pregunto. En ocasiones no hay respuestas, nomás silencio o ausencia. Yo me quedo sin entender y busco y busco y me canso, entonces dejo ir. Qué más.
Hay otras personas con quienes estoy en desacuerdo, pero lo nombramos. Intentamos rescatar aquello que puede vincularnos y lo nombramos. Con ellas, pese a los desacuerdos, puedo mantener la paz.
Yo hablo mucho, pregunto siempre, escucho hasta donde puedo, hago el ridículo sin pena alguna, me disculpo cuando me doy cuenta que la cagué. Esta es la parte difícil, darme cuenta.
Estos son mis intentos por la paz.
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