Anoche soñé que entraba en un estanque donde conservaban a dos animales en peligro de extinción. Uno era un pez naranjarosa y el otro un pulpo azulgris. Me preocupé mucho al imaginarme que podría contaminarlos alguna sustancia que se desprendiera de mi cuerpo y abandoné con precaución el acuario. Coloqué mis manos en el borde y mientras me impulsaba para salir recordé que el encargado mismo me había sugerido entrar a nadar con ellos.
Afuera era un día soleado. Junto al estanque encontré a mis gatos muertos, ahí tirados llenos de hormigas. Descubrí que habían tenido un cachorro mientras yo nadaba y al verlo crecidito me pregunté cuánto tiempo estuve dentro del agua. Sin embargo, los tres muertos, llenos de hormigas, como dormidos. Les hablé y rápidamente los lavé con agua: ¡Despierten, resistan al dolor que producen todas esas hormigas! ¡Abran sus ojos, están muy gorditos, no se pueden morir! (eso me dio mucha risa). Y empezaron a respirar: primero La Antena y el hijito; enseguida, El Flechito, quien pegó un salto y me echó una mirada de esas que tiene de arrogante y necio, parecía no tener memoria del incidente y ya estaba ahí de nuevo con el pecho blanco y esponjado.
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