Buenas noches. El día de hoy platiqué con un par de personas que son ya doctores, ellos mismos me informaron de otras cuatro personas de mi generación que hace un tiempo recibieron su grado. Uno de ellos me dijo que cobraba 60 mil pesos por conferencia, que antes de aburrirse y regresar al mundo de las instituciones, las impartía una vez al mes en alguno de los estados de la República y se dedicaba a vivir en su rancho. Otro me preguntó por el estado que guarda un archivo documental de suma importancia para su proyecto de investigación, sobra decir que yo visité una ocasión tal acervo.
Estoy muy sorprendida, yo me he dedicado a pensar en mí; a trabajar para pagar mi casa, librarme de la tarjeta de crédito y mantener en movimiento mi auto para ir al tabajo; a colaborar con mis estudiantes en su formación; a estudiar y a aprender a escribir cuando me di cuenta de que la ruta académica no era suficiente para la Vida y que le estaba apostando a eso todo mi esfuerzo y mi tiempo. Esto me ha tomado cinco años o más, soy lenta. En ese lapso descubrí que tenía encarnadas unas prácticas y un sentido del mundo insuficientes para pensar por mí misma y menos para ser libre. Sin embargo, todo lo que aprendí en la academia me trajo hasta aquí.
Yo los felicito de corazón porque todos tenemos derecho a decidir. Pero ni qué decir, soy una mujer egoísta e incompetente para ellos. A ver qué pasa, yo creo en esta ruta incierta, un camino no hecho, y en ella descubro a otros con quienes comparto la necesidad y el gusto de una percepción distinta, por la imaginación. Pero está cabrón vivir al margen, es una decisión y ya está.
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